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¿POR QUÉ LA DIVA ES VIRTUAL? PARA EXPANDIR LAS FORMAS Y PERDER EL MIEDO

¿POR QUÉ LA DIVA ES VIRTUAL? PARA EXPANDIR LAS FORMAS Y PERDER EL MIEDO

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Fecha de publicación

09/09/2024

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La perfección. Así tal cual veía la tecnología. No una perfección completa, más bien una perfección técnica. El otro día me di cuenta de que un gran pensador de nuestros tiempos también piensa algo similar. Don Omar me habló el otro día en el momento menos esperado y cuando estaba tranquilo. De un momento a otro me di cuenta que de manera tácita, lo que había leído y aprendido sobre la tecnología había calado en mí. ¿Por qué la Diva es virtual? No lo es, es robótica. Algo así como una diva cyborg. Pero lo que sí sé, es que es perfecta y por eso para Don Omar es virtual; virtual, robótica, tecnológica, no había mucha distinción y en todo caso siempre apuntaba al perfeccionamiento técnico. Antes de conocer a profundidad lo que es la tecnología le hubiera dado la razón a Don Omar.

La máquina de cerrar tapas del papá de Charlie y la fábrica de chocolates; o dizque la reproductividad técnica de Benjamin; o Terminator; o el doctor Frankenstein y su moderno Prometeo, que al final no era más que un androide bobo hecho con carne; o el abuelo octogenario de los replicantes de Blade Runner. Si todos ellos, caminos de presunción a la perfección, resultan en el fracaso (por su puesto la Diva virtual es la excepción) hay algo que de plano estaba mal en este presupuesto de lo tecnológico como perfección técnica, carente de “aura”, a falta de otro término. 

Era raro, como cuando uno le teme a su papá por los gritos, por los golpes, por todo, pero al fin y al cabo es su papá. Así tal cual sentía a la tecnología. Sí o sí soy hijo de la tecnología, de una PSP pirata, un Blackberry cascado y juegos Friv, pero al tiempo decía “es que nos aleja de los que somos”, “con eso no se hace arte” y toda la retahíla. Y así estudié cinco semestres de estudios literarios donde la tecnología era el lugar de la ciencia ficción, donde los androides escapan de un Blade Runner y entonces ahí podía hablar Asimov, Herber y todos esos señores; y si no era eso, era entonces que Wattpad quita la calidad de la literatura actual, que las redes sociales disminuyen nuestro tiempo de atención y entonces la gente ya no lee y todo eso. 

Hace poco me di cuenta de que sí, que Wattpad produce toneladas de mala literatura y que las redes sociales reducen nuestro tiempo de atención, pero que, al mismo tiempo, la literatura se estaba extendiendo, que esta maquinaria técnica sin corazón no tenía una entidad propia y un día se rebelaría como lo hicieron con la tripulación de humanos en Wall-E, sino que era otra herramienta, al fin y al cabo, la tecnología. 

Antes de entender la tecnología, hablaba de que, al ser un nuevo espacio, esta genera nuevas maneras de ser y de habitar. Aquí me doy cuenta de que integra nuevas capacidades, posibilita nuevas formas de creación y que en ese sentido incita a la expansión del campo. Así como en su momento hubo gente que jugó con las páginas, que las deformó, que las hizo un juego, que incitaba a hacer de la literatura también su materialidad, en este movimiento de espacios se habilitan nuevas posibilidades de experimentación, son un barro al que moldear. 

En esta última imagen, que parece contradictoria: barro y tecnología, es que encuentro el resumen de mi curva de aprendizaje. Si para Don Omar “tiene algo de robot en su táctica” es parte del argumento sobre la perfección extraordinaria de la diva hipotética, hay una presunción de que el antónimo es la carne, lo no robótico, y, por ende, lo que no es perfecto. La carne no es diva. 

Mas no, la tecnología como carne, más allá de la imagen tipo Cronenberg, es la asunción de la tecnología como herramienta moldeable y acoplable, como un tipo de hoz con la que puedes dar resultados al tiempo que abrir trocha. Así, la historización resulta clave. Si digo únicamente “hijo de la tecnología” me podrán decir que hijo de la tecnología de Adán y la hojita que le cubría las huevas, o el primer mesopotámico anónimo con su tablilla de escritura cuneiforme, e incluso con más razón, Moctezuma y todas las víctimas de Cortés. Si fuera realmente preciso, hablaría de que soy hijo de la web 3.0, pero he hablado de tecnología porque de lo que hablo no se queda sólo ahí en la web, sino de la vinculación de todas estas tecnologías en las que veo la potencia.

Así como de la serigrafía podía levantarse una imagen 3D, las posibilidades de producción son inagotables. Pero es que, además, ahora suena incluso poco profesional el rechazo a estas formas y espacios. Es evidente que desde los estudios literarios constantemente se busca ver en la literatura un aspecto fundamental y vital para vivir, para entendernos como seres humanos con procesos históricos complejos. Entonces en algunos años será imposible pasar por alto que la gente que escribe hoy en día pasa ocho horas del día en Tik Tok, leen a Jane Austen y dicen “sí soy”, de la misma manera que generan literatura de alta calidad y que se ve afectada por el mundo, ahora sí, virtual.  

Sin necesidad de ir hasta la literatura canonizada y el estudio literario, diría que la primera intersección de los mundos es la presencia y afectación mutua. Entonces si la música produjo la necesidad de la grabadora, pues la vida actual deja colar a la web en la música, como Bad Bunny diciendo “solo comparto memes, yo ya no escribo nada/ y no he borrado tus fotos solo las puse en privada”, y después está la expansión de los campos de acción desde esta intersección. Eso fue lo que más me quedó. 

Ir conociendo el esqueleto de la web, mirando el código de mi página de Drive y hacer el intento de entender, es como ver De la gramatología y estudiarla, para hacer arte de las palabras. Tiene la misma lógica. A partir de la autopsia de la página web, es que poco a poco fui transformando esta estatua de la supuesta perfección en un barro moldeable. 

Tampoco se trata de que mañana voy a comenzar a hacer poemarios en el código de una página (que mala idea no es), no, mañana continuaré investigando a esa gente vieja que tan bien me cae, buscando mantener el libro códice, que dizque por comodidad, aunque tal vez por pura nostalgia. Pero eso sí, reconociendo esa otra posibilidad. Si bien este recorrido de aprendizaje sobre la tecnología nunca habló específicamente sobre la literatura, fue un espacio intensivo que abrió la puerta a la posibilidad de cuestionar los espacios que la tecnología está habitando, pero también, los que debe poco a poco ir caminando, y ya lo hace. Esta es una literatura nueva, como si mañana comenzara a haber gente con orejas de elfo, toca poco a poco ir reconociendo en sus diferencias una cualidad única que posibilite todo lo que antes no se ha podido, y hacer de las tecnologías y de los espacios de la web, arcilla con la que jugar. 

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Fecha de publicación

09/09/2024

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